El Cementerio de los Elefantes Rosa

Las venas se ajustan con un nudo Windsor. Un rompimiento inesperado es una de las pocas ocasiones en la vida de una mujer que debe hacer este tipo de lazo sobre ella misma. El Windsor es considerado el más elegante entre todos los nudos y británico por excelencia. Representa distinción y diplomacia. Aunque como cualquier nudo sobre el cuello sería preferible no tenerlo encima. Lo mencionó porque mantiene una similitud sorprendente con la postura de una mujer post corazón roto.


Un clásico que no teme reeditarse: La mirada fría que trata de congelar dentro de sí la erupción de lágrimas agrias y el silencio total que en realidad es un mute de todo tipo de verdades viscerales. El botón de “no merezco esto y puedo conseguir algo mejor que tú” se activa acompañado de una mirada cítrica y/o tóxica. Mientras más digno y elegante sea su Windsor en ese momento, más temible será la contraofensiva. Las mujeres no han aprendido que el nudo de la corbata se usa solo durante un día.


Cuarto de hotel. Cerca del medio día, creo. El escenario de sabanas blancas desparramadas es desolador. Un cementerio de elefantes rosa. Las promesas de cajón están de vuelta en el archivero y dejan de engolosinar el ambiente con el opio de la esperanza.
Este territorio, con capital en esta cama alquilada, alguna vez fue una tierra feliz para ambos, prospera, llena de sueños. Un paraíso bicéfalo ciertamente. Dos cabezas no sueñan con lo mismo aunque se hayan dormido al mismo tiempo. Eso fue hace unas 6 horas, cuando ella creía en el futuro y yo creía en el placer. Déficit en el sistema educativo. Fantasías y sueños no deberían ser sinónimos en ninguna circunstancia que involucre a un hombre y a una mujer. Solo es una sugerencia a la Real Academia para evitar daños colaterales por un mal uso del lenguaje. La palabra amor es un password universal para acceder al postre pornográfico amateur.
El futuro es la noche anterior en un nuevo lugar.


Ella me observa mientras duermo y me imagina en Frac, esperando junto a su familia en la puerta de la iglesia mientras los alegres caballitos de paso la traen en una carrosa para consolidar el sagrado camino del matrimonio. Le doy el derecho de imaginar lo que quiera, pero quisiera comunicarle que aún en aquel escenario ficticio controlado por sus deseos más acaramelados yo tendría una Kaláshnikov para asesinar a los caballitos, logrando que el cochero pierda el control y la carrosa entera se vaya por el despeñadero. No me da miedo abrir los ojos.


La rutina es un fastidio para todos. El cajero de banco que debe estar contando billetes que no posee. El basurero que debe recoger basura que no hizo. Y yo, el alquimista, que debo transformar la miel en acido con una sola frase que la lleve a escuchar canciones de Ana Gabriel por tres meses. No es que quiera hacerlo, es como dije un efecto colateral del mal uso del lenguaje. Bueno, abro los ojos y claro, está ahí viéndome. Estas cosas son como representar Romeo y Julieta. Pueden ser actores tailandeses, noruegos o bolivianos que la obra va a ser más o menos la que todos conocemos. Es cultura universal. Le doy una mirada profunda y espero que me diga “que lindo… hablas mientras duermes” o alguna babosada así. Pero me sorprende y dice con tono parco -el preservativo está roto-. Suena el teléfono del hotel. Sin apartarle la mirada, tomo el auricular para que me informen que ya es hora del Check Out. Que estrictos con la hora de salida, pero es entendible en cierto punto, es un hotel no un motel y nosotros no fuimos precisamente refinados y británicos durante nuestra corta estadía.


En estos casos hay que saber mantener la calma, es como ver una aleta de tiburón mientras estás flotando tranquilamente en la costa, si te agitas lo más probable es que te quedes sin pierna.
- Bueno, no hay drama, hay píldoras para este tipo de situaciones.
- Yo sé… pero si me tomo una de esas pastillas tú estarías en Río de Janeiro al otro día y me gustó tu idea de llegar a la iglesia en carruaje con caballos de paso, me dice con evidente ironía.
Mierda, pensé que estaba despierto y pensando al momento de los caballitos, no dormido y hablando. ¿Esto sí lo estoy pensando o no?
- Necesito que me hagas un favor diminuto corazón, nada del otro mundo.
- ¿Y eso sería?
- Sería… la única forma de que no te hagas cargo de ese torbellino infinito de responsabilidades y martirios que sería tener un hijo con una mujer que no conoces y que ni siquiera te interesa conocer. Pero para que veas mi buena fe te doy algunos datos que te ayuden a reflexionar: Soy Aries y por tanto sumamente dominante. Sí, además creo fielmente en la astrología y en el socialismo del siglo XXI. Tu familia política está compuesta por un suegro avaro que está absolutamente paranoico de que todos queremos robarle. Bueno, papá tiene algo de razón en ser cuidadoso porque tu suegra, como no consigue sacarle un centavo para sus operaciones plásticas, ya ha sido acusada de estada varias veces por diferentes seguros de salud. Tu futuro cuñado creo que sería el único que te caería bien porque puede conseguirte drogas de diseño a buen precio. Aunque es muy protector conmigo, de hecho creo que siempre ha estado enamorado de mí, y que no le gustaría ver a su hermanita con un heroinómano. Volviendo a mí, no tengo trabajo porque hasta que este condón hizo plush me había ido tan bien con los hombres que no necesitaba más que ir a pilates cuatro veces por semana para mantener la racha. Pero bueno, eso es pasado, ya no necesito romperme el lomo para mantener el físico, ¿cierto? Ese anillo de 14 quilates que me vas a regalar significa cuidados sinceros desde el fondo de tu corazón hasta que la muerte nos separe, así que puedo dejar de lado el ejercicio odioso porque tendré un hombre a mi lado que me ame por mi belleza interior. Hermoso ¿no? Por cierto no quisiera oír nunca más que te han visto en una de esas fiestas pervertidas, agarrándote zorras como la de anoche. Uf… ese vendría a ser más o menos tu futuro.


Escucho a Mikaela mientras se viste y me doy cuenta de cómo su nudo Windsor no es más una de esas baratijas de tirante elástico. De esas que se compran en la tienda de disfraces y no en la de alta costura. Una farsa, un artificio de poca monta sin ninguna elegancia. Se desata y vuela violentamente contra mis ojos, resquebrajando de mi iris tantas secuencias post corazón roto que estaban acumuladas.


Autopista. Cerca de las nueve de la noche. Conduzco lo más bonito que me ha dado la vida: Mi Honda SB2000 amarillo con neumáticos radiales, tablero de madera y sistema de audio Bose con compatibilidad para el Ipod. Sin embargo solo tengo control del volante y del soundtrack de la escena. La voz ronca de Tom Waits canta Romeo is bleeding. Mikaela no me apunta con ningún tipo de arma para mantener activo su control. La bomba ya fue instalada dentro de ella por mí mismo y solo a ella le puede dar la gana de desactivarla. Una munición de material genético tipo comando, que supo burlar las defensas profilácticas de ese escudo lubricante que adquirí de emergencia de un taxista. Mi pelotón avanza triunfante hacia su destino sin que nada pueda notificarlos que su victoria sería la perdición para su país de origen.
Durante el camino Mikaela se limita a darme instrucciones para llegar y cuando suena una canción que conoce la tararea alegremente. Tiene una cierta inocencia que tranquiliza mi paranoia de estar conduciendo quien sabe hacia dónde, guiado por una desconocida zafada que me chantajea con una vida de sagrado matrimonio y las cuotas de colegio de un hijo. Sin embargo, hasta que no vea que se tome esa pastilla seguiré secuestrado por la prueba de ADN.


Seguimos el anillo vial que rodea la ciudad y nos desviamos por un camino que conduce a un barrio industrial en la periferia llamado La Ferroviaria. Solo había escuchado de ese sector en los antetítulos de noticias sensacionalistas. Luego de pasar en zigzag unas cuantas cuadras de fábricas abandonadas y terrenos baldíos, las voces de todos mis conocidos contando historias de secuestros exprés revientan en mi interior. Me pusieron una pistola en la cabeza.


«Burundanga. Me tenían atada. Antes de soltarle le sacaron la puta. Clave de la tarjeta. No quisieron pagar y le mandaron el dedo a la familia ¿cacha?» ¡No puedo ser tan estúpido de incluso conducir como chofer hacia mi propio secuestro! Freno el auto en seco y le digo a Mikaela amenazándola con el dedo que se baje, que se baje en ese instante o que la bajo. Ella me queda viendo perpleja.
- ¿Me tienes miedo?
- No me jodas puta madre, esto es demasiado extraño y quiero que te bajes ya
- Ok, como quieras huevón –dice con convicción- pero sé quién eres, donde vives, donde trabajas y quiénes son tus conocidos, te haré llegar una orden de prueba de paternidad en nueve meses ¿Vale?
- Me importa una mierda, ahora bájate
Apenas cierra la puerta doy retro y acelero. Su figura se empequeñece mientras ambos nos alejamos en direcciones distintas. El barrio se ve desolado. Solo quiero encontrar la salida hacia la carretera de nuevo. Mierda ¿Y si no es una secuestradora ni nada por el estilo? ¿Si solamente tiene que ir a recoger ese dinero donde su hermano? Obviamente ella no quería venir sola a este lugar y no sabía cómo pedírmelo sin que le dijera que no. De seguro le tiene miedo al hermano o algo. Muchas veces las mujeres hacen este tipo de cosas porque se sienten inseguras y arman tremendo melodrama. Aunque le doy crédito porque en realidad jamás habría venido aquí si me lo pedía por favor. No soy un mal tipo pero fuck the people.


A estas alturas debería estar en camino para la cena del Juanjo. ¿Cómo me meto en estas cosas? Debería hacerme un nudo Windsor en la verga para evitarlo. No había reflexionado ni siquiera mi decisión cuando mi pie frenó impulsivamente y mi mano cambio la marcha a primera. Maldita caballerosidad, me digo con un cierto orgullo de creerme un caballero de reluciente armadura que va en rescate de una dama. Mikaela estaba a unos cien metros de donde la deje y caminaba a paso rápido. Abrí la ventana del copiloto y le pedí que entre por favor. Ni siquiera me regreso a ver. La conquista había comenzado de nuevo y mi adicción por cambiar la indiferencia en amor se prendió como siempre de forma descontrolada. El alquimista que debe convertir el acido en miel. La adelante un poco y me baje del auto. Me olvidé de la burundanga y mi miedo fue remplazado por el orgullo de no aceptar un no como respuesta suya. Tuve que rogarle para que me deje llevarla y mentirle de que mi paranoia es porque mi hermano fue secuestrado hace un mes. Con lágrimas en los ojos al recordar el fraternal momento de su liberación accedió a parar de caminar. Listo, victoria. Las lágrimas de los hombres son bombas lacrimógenas para las mujeres. Finalmente aceptó volver al auto aunque me advirtió que me dejara de estupideces de ahora en adelante. Una vez que se subió y mi orgullo sació su hambre de conquista, volví a preocuparme por la extraña situación que acababa de sacar de la tumba.


Unos quinientos metros después, llegamos a la entrada de un complejo de grandes galpones.No había guardia y la puerta estaba cerrada. Solo había un letrero oxidado, medio caído, que decía Transportes Gran Torito. Bajamos del auto. Dentro del complejo había unos 7 galpones de diferentes tamaños. Mikaela caminaba con seguridad entre la oscuridad y yo todo lo contrario.
Nos acercamos a uno de mediano tamaño que se veía en mejores condiciones que el resto, al menos no tenía sus ventanas rotas y había una ligera luz en su interior.
-Quédate aquí un rato corazón
Empujó la pesada puerta de metal y el silencio tomó el ritmo punzante de la música electrónica que se escuchaba lejana desde adentro del galpón. Se cierra la puerta y los bajos saturados del tecno desaparecen. Qué lugar tan fuera de la realidad y que situación tan adaptada al lugar. La curiosidad me llama a buscar una ventana accesible para espiar dentro del galpón, mientras que el buen juicio me dice una vez más que me largue de ahí y corte esta locura antes de que termine en una demencia crónica. Le hago caso a medias como siempre. Vuelvo al auto y comienzo a navegar por internet en el Ipod, buscando como siempre la salida más difícil y estúpida.


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La competencia entre Lan y Continental comienza encarnizadamente por las mejores ofertas. El silencio es tan profundo que solo puedo escuchar el cerebro del Ipod y el mío procesar sus respectivas informaciones. Ninguno de los dos llega muy lejos, ninguno llega a dar resultados que sirvan de algo porque todo se interrumpe cuando Mikaela golpea el vidrio del auto. Lanzo el Ipod hacia el asiento trasero como esa vez que el inspector del colegio me encontró con una revista porno en el recreo y la arrojé hacia un grupo de niños que jugaban a la ronda. Los rapaces se abalanzaron hacia la presa y a mí me suspendieron. Como Mikaela no entra, supongo que debo salir yo. A su lado está una mujer de cabello negro y lizo. Esta vestida de esa manera extravagante que uno solo ve en los anuncios de una revista de moda tipo NYLON. La sospecha constante contra el triangulo amoroso compuesto por la belleza extrema, la publicidad y el Photoshop le hace a uno suponer que ese tipo de mujeres no existe. Que ese tipo de realidad no existe. Aunque todos aspiremos y luchemos por ese Paraíso de nubes de neón. Lo virtual es una sátira de lo ficticio.
Todo este análisis medio cretino creo que se da en tiempo real porque al salir del trance ambas me miran con extrañeza.
- Ella es Natasha -dice Mikaela finalmente- a la espera de que me acerque a saludar al recorte de afiche
Galpón. Pasada la media noche. Quienes sospechen del mencionado triangulo amoroso,
deberían dejar de ser paganos y mirar dentro de este galpón. Es el Vaticano del neón dulce y confortable. Llamen al Cielo como quieran, de cualquier religión o secta, estoy seguro que en el imaginario actual se parece a esto. Piensen en algún anuncio a página completa de Calvin Klein.
Con el tipo de musculatura híper definida, sin camisa, quien es escalado por un par chicas en estado salvaje con expresión de novias de Drácula. Todos aceitados, todos perfectos en sus jeans apretados, e incluso adquieren el adjetivo ‘artístico’ por publicar la fotografía en blanco y negro ¿Lo tienen en mente? Posiblemente yo no me vea tan bien como el modelo pero… ¡qué importa! Me siento como él, lo único que vale en realidad es que uno crea que lo es. El realmente ser ya pasó de moda. La maravilla de la realidad virtual auto gestionada.
Champagne, mucho champagne, mezclado con un adictivo extracto de cerezas que bailan un suave y sensual tango en mi boca antes de tragarlo. Las mejores fiestas son donde no falta ni sobra nadie. Tres es el número mágico. Los beats de la música electrónica marcan el tempo acelerado donde aparecen flashes de piel y líquido. El palacio de veraneo para el imperio de los sentidos. La póstuma orgia romana reloded. Esas dos últimas frases no tienen sentido… Al menos si no se está experimentando un nirvana alcoholico-sexual-narcoestimulante. En este estado la propiedad en el lenguaje deja de ser una prioridad.


Mikaela emana una seguridad enorme de sí misma, está en control de todo, como si portara una Kaláshnikov colgada al hombro. No puedo imaginarla más en la carroza de caballitos llegando a la iglesia. Empuja constantemente a Natasha para que se aleje de ella e interactúe más conmigo pero ella parece estar dividida en dos. Se limita a lamer el champagne de mi cuerpo pero mantiene un cerco alrededor de mis labios. Cuando la ve dudar, Mikaela se abalanza sobre mi boca. Por un segundo cruzo miradas con Natasha y noto una ligera incomodidad maquillada por su sólida expresión de modelo. Su cuerpo está ahí dispuesto a ser tocado pero sus ojos parecen estar obligados a permanecer en la escena y nos miran ofendidos.
Es solo un parpadeo pero se siente descubierta, desnuda por primera vez, su expresión cambia de nuevo a la de una chica Calvin Klein y se lanza a probar el champagne con sudor. No me importa y trato de sumirme en mi paraíso de cerezas pero no puedo dejar de notar que las miradas entre ellas se hacen más constantes y la paranoia que se encontraba borracha se levanta de forma alevosa tratando de golpearme. Mikaela lo nota y se esfuerza por devolverme al estado de placer, pero sus intentos solo acentúan mis miedos, ahora acelerados por la dosis de heroína. Trato de hablar pero solo sale un balbuceo, un ladrido muerto. Intento otra vez, más lento, pero no es nada entendible o si lo fue, no les interesa entenderme. Quiero buscar una excusa para salir al auto y escapar. Imposible. El lenguaje dejó de ser una prioridad, las palabras solo hacen eco en los muros perturbados de mi cabeza. Están encerradas y se torturan a sí mismas. Mover mi cuerpo resulta una tarea colosal, peso 400 libras en ese momento.


Hago mi máximo esfuerzo y apenas puedo levantar el brazo para agarrar por el cuello a Natasha pero se lo quita de encima fácilmente con un manotazo. La marea de champagne y pastillas mecen mi cabeza hasta que cae hacia atrás sin resistencia. Siento que se aproxima el desmayo.
Las chicas se dicen algo que ya no alcanzo a escuchar. Mis parpados se cierran como un telón y por la rendija puedo ver que se levantan y buscan algo en sus bolsos. Pantalla a negro. Abro los ojos. Natasha tiene una pastilla azul en la mano y Mikaela me sostiene la cabeza hacia atrás.


Trato de resistirme pero no hay forma, Natasha mete la pastilla y Mikaela me la hace tragar a la fuerza, apretándome las mandíbulas. Pasan unos minutos mientras ellas discuten con vehemencia yo permanezco en el limbo como un espectador descerebrado. Mikaela es la última en mover los labios, la discusión termina finalmente y ella tiene la razón. Le da un beso dulce a Natasha, quien mira al piso resignada, y comienza vestirse. Solamente puedo sentir que una fuerte erección me viene de repente. El resto de mi cuerpo está inerte. Natasha alza la mirada luego de unos minutos, tiene lágrimas de furia. Se acerca hacía mí con una expresión
parca en su rostro. La incomodidad que antes asumí en sus ojos ha mutado a su verdadera forma de menosprecio. Se sienta sobre mí, dándome la espalda, y usando mi única parte viva, comienza a moverse rápidamente. Nadie siente placer. El sexo en su polaridad desconocida, depresivo y mecánico. Si el amor puede hacerse físicamente, Natasha me demuestra que también la repulsión. Ambos tenemos asco del otro, pero yo no tengo voz. No soy parte del acto, solo un consolador a violentado que además es humillado con la facultad de mantener los ojos abiertos. Quiero vomitar. El orgasmo es desagradable. Me hace desmayar.


Despierto en el asiento de mi auto, estacionado cerca del hotel de hace dos noches. El olor en mi ropa a champagne rancio prueba que lo que pasó fue real. No falta nada en la billetera, ni dinero ni tarjetas de crédito. Alguien puso un preservativo nuevo en su interior. Una broma cruel. Sobre la pantalla del Ipod hay una nota de agradecimiento: “A uno de ellos le pondremos tu nombre, Gracias por todo”. Una sensación de suciedad me recorre la espina. Una sensación irreversible.

5 comments:

Anonymous said...

Fucking great!

Hasta cierto punto podría haberlo descrito como experiencia propia...

El sexo es mejor sin drogas. BUeno si no categorizamos al alcohol como una.

Te pasaste. Vi Quito en tu historia y eso me gusto mucho. Me sentí en casa.

Eran lesbianas? je

Khouly Bourage said...

Eran una dulce pareja que no podía tener hijos por razones biológicas...

Anonymous said...

a falta de pan galleta invertido...clever fajardo

Anonymous said...

Por maldito caliente, menos mal te sacaron un hijo (si esque alguna quedó embarazada). La próxima vez son tus órganos, tu billetera o tu vida...
Gracias por el relato :)

Juan Gomez said...

¡Hola a todos! Estoy escribiendo este artículo para apreciar el buen trabajo del Dr. OGALA que me ayudó recientemente a traer de vuelta a mi esposa que me dejó por otro hombre durante los últimos 6 meses. Después de ver un comentario de una mujer en Internet testificando cómo fue ayudada por el DR OGALA. También decidí ponerme en contacto con él para pedirle ayuda porque todo lo que quería era conseguir mi esposa, felicidad y asegurarme de que mi hijo creciera con su madre. Estoy feliz hoy que me ayudó y puedo decir con orgullo que mi esposa ahora está conmigo de nuevo y ahora está enamorada de mí como nunca antes. ¿Necesita ayuda en su relación, como recuperar a su esposo, esposa, novio, novia? Los espectadores que lean mi publicación y necesiten la ayuda del DR OGALA deben comunicarse con él por correo electrónico: (ogalasolutiontemple@gmail.com). También puedes llamar o contacta con él via whatsapp +2348052394128